6/13/09

EL TELEGRAFO - Las chicas malas del rock


Juliet, Amghelis, Luna Blues y otros grupos encendieron los ánimos en La Semana del Rock.

Chris Encalada lucía agresiva y sensual a la vez, con una blusa y jeans ajustados, en el escenario de la Plaza de Artes y Oficios. A las siete y media de la noche empezó su descarga vocal que combinó, a ratos, registros guturales y en otros melodía. Eso dependía de lo que ella quería transmitir.

Pero su voz no era todo. Con sus dedos golpeaba las cuatro cuerdas de su bajo. Se movía por todo el escenario y en ciertos momentos ensayaba movimientos coreografiados con el guitarrista Héctor Encalada, su padre. Sí, su padre. Pues aquella chica agresiva apenas tiene 16 años y el dominio escénico de una veterana rockera.

Chris es la imagen de Juliet, de Machala, grupo que participó en la apertura de presentaciones por La Semana del Rock, que organiza el movimiento quiteño Al sur del cielo y que tiene el auspicio del Ministerio de Cultura.

La cantante y bajista de Juliet interpretó temás inéditos como Hoplessdreams, Shadows, Blood red sky y Sofocating. En su repertorio también constaron los ‘covers’ de A gun shot, del grupo de metal core Trivium, y la conocida Simphony of destruction, de los thraseros Megadeth, cuya introducción de guitarra se convirtió en el unísono grito de Guayaquil, Guayaquil, que dejaban escapar unas 500 personas en la explanada.

Pero Chris Encalada no fue la única que sorprendió con su rudeza en el escenario.


Chris Encalada, la bajista de Juliet, apenas tiene 16 años; Vanessa Córdoba, de Amghelis, estudia psicología
Media hora antes, la gutural voz de Vanessa Córdoba y las guitarras de Gianni ‘Lordeath’ Córdova (él con ‘v’ corta) y Tomás Cansing, de la banda Amghelis, hicieron saltar como grillos al público. Pocos imaginan a ‘Slaugthered’, como muchos indentifican a la rubia cantante, como una futura psicóloga (este mes egresa), que realiza sus prácticas en una clínica de la ciudad. Y aún hay más. La cantante, que con su pinta, a ratos recuerda a las de grupos góticos europeos, también toca el bajo, pero aquella noche de jueves no pudo hacerlo por una falla técnica. Sin embargo, eso no detuvo al grupo Amghelis. Vanessa, ataviada con un largo vestido negro y botas, sacudió su cabeza, al punto de parecer que se desprendería de su cuerpo. Esa fue su performance para canciones como Cenizas, Renacer y Together in the season.

La temática en la apetura de La Semana del Rock, versión Guayaquil (en las próximas semanas será en otras cuatro ciudades) era mujeres que tocan en bandas.

Samaela Campos no canta, ni toca instrumentos con cuerdas, al menos en su banda Luna Blues. Ella aporrea el redoblante, los tomtoms, platillos y bombo de la batería.

Aunque la robusta baterista tiene influencias del thrash metal ochentero, en Luna Blues su onda es una mixtura de rock and roll y blues.

Ella acompañó al cantante Geovanny Negrete, al guitarrista Luis Noboa y al bajista Jairo Figueroa en canciones como El karma, Esperma, Sinopsis y Mar congelado (un tema instrumental que prefieren llamarlo La bulla).

En la cartelera estuvieron Aldhein, Krash, The Cassettes, The Buffands y Mamá soy demente (estas tres últimas bandas no acudieron a la Plaza de Oficios por los problemas personales de algunos de algunos de sus integrantes).

La semana del rock de Guayaquil finaliza hoy con la actuación de los grupos contrayectoria, pero eso es otra historia, una diferente a la que ofrecieron ‘las chicas malas del rock’.

Rafael Veintimilla
rveintimilla@telegrafo.com.ec
Editor - Espectáculos

http://www.telegrafo.com.ec/espectaculo/noticia/archive/espectaculos/2009/06/13/Las-chicas-malas-del-rock.aspx

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